Es usual, como ya hemos comentado, que personas interesadas en comenzar procesos de psicoterapia me pregunten por la orientación teórica que sigo.
Además, he notado que muchas veces se tiene una percepción distorsionada o incompleta de las diferentes corrientes terapéuticas.
Si sueles leer este blog sabes que trabajo desde la psicodinámica, y que soy muy inquieto en relación a integrar y sintetizar conocimientos de otras ramas comparándolas y haciéndolas dialogar.
Me parece valioso dedicar este artículo a la terapia Gestalt. Voy a intentar clarificar de qué se trata y mostrar las diferencias y similitudes con otras escuelas.
Origen e importancia de la Terapia Gestalt
La Terapia Gestalt fue fundada por Fritz Perls, Laura Perls y Paul Goodman, y es una corriente psicológica que ocupa un lugar importante en la historia de la psicoterapia.
Fritz Perls tuvo un encuentro con Sigmund Freud que marcaría su disidencia. Perls viajó a Praga en 1936 para presentarle a Sigmund sus escritos, pero al parecer éste lo recibió con total indiferencia.
Esto fue decisivo para que Perls desarrollara un enfoque más centrado en el aquí y ahora, la experiencia directa y la integración de cuerpo, emociones y mente, en contraposición a la exploración profunda de la infancia y el inconsciente.
La Gestalt enfatizó también la responsabilidad personal y la toma de conciencia.
Esta terapia tomó influencias de diversos caminos y corrientes filosóficas, psicológicas y espirituales, y combinarlas en una terapia que se describía a sí misma como experiencial y liberadora.
Vamos a encontrar en ella prácticas espirituales como el Zen, el existencialismo, y la fenomenología. Un mosaico de influencias.
El Zen
Del Zen integra la idea de la atención plena.
Esta disciplina sostiene que la mente tiende a aferrarse al pasado o proyectarse al futuro, y esto es causa de sufrimiento.
El zen intenta redirigir la atención al momento presente. Para lograrlo utiliza la meditación como herramienta principal, enseñando a observar pensamientos, emociones y sensaciones tal como aparecen, sin apego ni rechazo.
Al aceptar la experiencia presente tal cual es, sin tratar de modificarla o escapar de ella se fomenta un estado de paz interna y comprensión más profunda de la realidad, permitiendo trascender el ciclo de sufrimiento.
La terapia Gestalt incorporó esta idea en la práctica terapéutica, fomentando que los pacientes experimenten sus emociones y pensamientos tal como surgen, sin juzgarlos ni evitarlos.
Se va a buscar que el paciente se vuelva más consciente de sus procesos internos y de su forma de estar en el mundo, para que logre integrar los aspectos disociados de su personalidad, aumentando así la autenticidad y la responsabilidad personal.
La fenomenología
El enfoque fenomenológico, a la vez, prioriza la experiencia directa e inmediata del paciente sobre cualquier teoría o interpretación preconcebida.
El terapeuta deja de lado sus propias suposiciones y teorías para enfocarse plenamente en la experiencia subjetiva del paciente, adoptando una actitud de curiosidad y no juicio.
El existencialismo
En relación al existencialismo se enfatiza la libertad y responsabilidad del individuo en la creación de su propia vida.
El ser humano tiene la responsabilidad de tomar conciencia de sí mismo y de sus elecciones. La Gestalt promueve la autenticidad y la responsabilidad dejando de lado la victimización o el apego a narrativas pasadas.
Gestalt y Psicodinámica, algunas similitudes
A esta altura del artículo ya hemos dado cuenta de las diferencias con la terapia de base psicodinámica.
No obstante, me resulta interesante observar ahora ciertos puntos de encuentro.
Allí vamos.
El enfoque psicodinámico relacional destaca la importancia de la experiencia del aquí y ahora en la sesión, una idea central en la Gestalt.
En este enfoque, se enfatiza cómo los patrones relacionales inconscientes se repiten en la interacción directa entre terapeuta y paciente, similar a cómo la Gestalt aborda la transferencia (no la llama así), aunque en el caso de la última de forma más experiencial y menos analítica.
Ambas terapias promueven la conciencia plena de las emociones y la expresión auténtica en la relación terapéutica, aunque la Gestalt lo hace de manera más dramática, mientras que la psicodinámica relacional lo enfoca desde la reflexión conjunta.
Otra semejanza tiene que ver con el espacio intersubjetivo, y en cómo el paciente y el terapeuta co-crean la experiencia de la sesión.
En la Gestalt, el concepto de contacto se refiere a la conexión auténtica y consciente del paciente consigo mismo, con el terapeuta y con el entorno. Se fomenta este contacto a través de ejercicios que promueven la autoconciencia corporal y emocional.
Aunque utiliza un lenguaje distinto, la psicodinámica contemporánea reconoce que la comprensión y el procesamiento de estas experiencias somáticas son esenciales para profundizar en la dinámica inconsciente y mejorar la relación terapéutica.
Gestalt y Teatro
Vamos a detenernos en el vínculo de la Gestalt con el teatro y las prácticas de dramatización.
Esta terapia se inspiró en la capacidad del teatro para recrear experiencias humanas y permitir que los actores y el público experimenten emociones de manera directa y tangible.
Esta relación se manifiesta en técnicas experienciales donde el paciente «actúa» diferentes partes de su psique o de su vida cotidiana, lo que permite un proceso de reconocimiento y resolución de conflictos.
En el teatro, el actor representa una emoción o un conflicto para hacerla palpable, tanto para sí mismo como para la audiencia.
En la Gestalt, se pide al paciente que haga algo similar: que interprete una parte de sí mismo o un conflicto emocional a través de ejercicios físicos o verbales.
Estas dramatizaciones no son sólo metáforas, sino una manera de vivir las emociones no expresadas o los conflictos internos en el presente, transformándolos en algo consciente.
Además, la silla vacía, una de las técnicas más conocidas de la Gestalt, tiene una clara conexión con el teatro. En este ejercicio, el paciente dialoga con una persona ausente o con una parte de sí mismo, imaginando que está presente en la silla vacía.
El paciente dialoga asumiendo diferentes roles para experimentar emociones y conflictos que podrían haber estado latentes. Al igual que en el teatro, este acto de encarnar o personificar las emociones permite que el paciente acceda a sentimientos reprimidos y los explore de manera activa.
Algunas críticas que se le hacen a la Gestalt desde otras veredas
Uno de los aspectos más debatidos es su enfoque directo y, en ocasiones, confrontativo.
La Gestalt puede ser percibida como una terapia desafiante, ya que exige al paciente asumir responsabilidad por sus emociones y acciones en todo momento. Esto, aunque puede ser liberador en ciertos casos, puede resultar intimidante en otros.
Otro punto de crítica es su énfasis casi exclusivo en el presente, dejando de lado aspectos históricos y narrativos.
Mientras la psicodinámica explora cómo las experiencias pasadas influyen en la mente inconsciente, la Gestalt se centra en cómo estos patrones emergen en la interacción actual.
Aunque ambas corrientes coinciden en el valor de la relación terapéutica y en la co-creación de la experiencia, la Gestalt no se adentra en la interpretación de las dinámicas más complejas.
Por último, el uso de técnicas como la «silla vacía» y la dramatización puede resultar demasiado sobreactuado o forzado para algunos pacientes, especialmente aquellos que no están acostumbrados a métodos tan activos.
¿Por qué la Terapia Gestalt se puso de moda en la época en los sesenta?
La Terapia Gestalt explotó en popularidad durante los años 60 y 70, en gran parte debido a su conexión con los movimientos contraculturales.
Proponía una vía de autoliberación, donde el individuo asumía el control de sus emociones y acciones, sin depender de la mirada de un «experto» para entenderse.
Era un enfoque que atraía a quienes buscaban vivir de manera más auténtica. Se trataba de sentir, explorar y asumir.
El estilo provocador de Fritz Perls y su énfasis en la honestidad brutal en el proceso terapéutico también atrajo a muchas personas.
Principales autores y conceptos clave de la Terapia Gestalt
Además de Fritz Perls, hubo otros autores clave que ayudaron a desarrollar y expandir la Terapia Gestalt. Su esposa, Laura Perls, fue una cofundadora y jugó un papel esencial en el crecimiento del movimiento. Otros nombres importantes incluyen a Paul Goodman, quien colaboró en la escritura del famoso libro Gestalt Therapy: Excitement and Growth in the Human Personality.
Claudio Naranjo es otro referente clave de la terapia Gestalt. Naranjo, un psiquiatra y psicoterapeuta chileno, fue fundamental en la expansión de la Gestalt en América Latina y en la integración de elementos espirituales y transpersonales al enfoque.
Síntesis
Entre los conceptos fundamentales de la Terapia Gestalt, encontramos:
El aquí y ahora: El enfoque en el momento presente es uno de los principios más importantes. La Gestalt enseña que el único momento que realmente tenemos es el presente, y el terapeuta trabaja para traer al paciente a esta conciencia.
Responsabilidad personal: Perls creía firmemente que cada persona es responsable de sus emociones y acciones. Esta idea está profundamente influenciada por el existencialismo, donde la libertad y la responsabilidad son inseparables.
El ciclo de la experiencia: Este concepto describe cómo las personas perciben y responden a su entorno. La Gestalt se enfoca en hacer consciente cada paso de este ciclo, desde la sensación hasta la acción.
Figura y fondo: Tomado de la psicología de la percepción, este concepto se refiere a cómo percibimos el mundo. Lo que es figura (lo consciente) se destaca sobre el fondo (lo inconsciente). La terapia busca hacer visibles esas figuras que antes estaban en el fondo.
Conciencia plena: Influenciado por el Zen, este concepto invita a los pacientes a tomar plena conciencia de su experiencia en el presente, sin juicio ni resistencia.
La silla vacía: Uno de los ejercicios más conocidos en la Terapia Gestalt, en el cual el paciente interactúa con una figura imaginaria para explorar sentimientos no expresados o conflictos internos.