La depresión no es una enfermedad. Se trata más bien de un trastorno que tiene origen en tres áreas: biología, psicología y sociología.

Esta distinción no para nada menor, dado que la manera en que se la considere constituye un punto clave en la recuperación.

Si yo tomo la depresión como una enfermedad permaneceré sentado esperando que actúen las pastillas, ya que entiendo que lo que me sucede es por causas genéticas o bioquímicas.

Esto no es realista, y puede ser altamente perjudicial.

En la mayor parte de los casos de depresión la crianza tiene más influencia que la naturaleza humana.

Por otra parte las investigaciones reportan cambios bioquímicos en el cerebro a partir de la  mera experiencia de la psicoterapia. Esto quiere decir sin fármacos de por medio.

Los medicamentos se prescriben ante una depresión severa, o cuando hay historia familiar.

Los medicamentos se prescriben ante una depresión severa, y cuando hay historia familiar.

¿Durante cuánto tiempo debes tomar medicamentos?

Si el episodio ha sido resuelto y te sentís mucho mejor, los expertos recomiendan que se continúe con la misma dosis, al menos, durante cuatro meses más, pero no más de nueve. Algunas investigaciones recientes sugieren que el paciente siga tomando hasta completar los dieciocho meses.

La psicoterapia es la primera opción cuando la depresión es de leve a moderada. Cuando no incluye psicosis o impedimentos severos para juzgar la realidad objetivamente. Cuando la depresión no es crónica y el individuo pide específicamente la psicoterapia

A nivel psicoterapéutico nos encontramos con varios modelos. Distingamos tres:

Sé por qué lo hago, pero no puedo dejar de hacerlo

Michel Yapko apunta que le hubiese gustado ganar un dólar cada vez que escuchó a un paciente manifestar la frase anterior.

Discernir por qué nos pasa lo que nos pasa no necesariamente conduce al cambio.

El autor insiste en la necesidad que tenemos los terapeutas en enseñar estrategia a los pacientes, destrezas específicas que hagan posible alcanzar sus logros.

Es interesante ver algunos patrones que se observan en individuos deprimidos, ya que no siempre coinciden con las ideas previas que a menudo se manejan:

Rabietas, conducta agresiva, impulsividad, perfeccionismo, conductas adictivas, autoevaluación negativa, indecisión, mentalidad de víctima.

El pensamiento global

Uno de los puntos frecuentes en la vivencia de la depresión tiene que ver con el pensamiento global.

La persona está todo el tiempo inmersa en su pensamiento que gira en torno a todo lo que tiene que hacer. Por lo tanto se siente agobiada y no hace nada, o hace muy poco.

Un trabajo en la terapia tiene que ver con poder descomponer en pequeñas partes las situaciones que se tienen que atender. Que se transformen en acciones más manejables. Para entender la depresión es importante también saber sobre ser feliz y otros malentendidos.

Otro punto que tiene que ver con esto es evitar dejar el tiempo sin estructura. Debemos darle una estructura a nuestro día: crear tareas, actividades, decidir el tiempo que le vamos a dedicar. La actividad es un antidepresivo natural.

Otra de los puntos de la terapia puede ser identificar un propósito en tu vida. Es algo que parece faltar en los pacientes con depresión. Un buen ejercicio puede ser empezar por observando otras vidas, y el propósito que en ellas podría subyacer: amistades, familiares, personas públicas.

La terapia no es algo que se te impone. Es un proceso en el que participas. Tu trabajo interno, tu disposición para hacer revelaciones y tu compromiso para realizar tareas terapéuticas son fundamentales en el progreso.

Aún el o la mejor terapeuta del mundo puede ayudar sólo hasta donde vos lo permitas. 

Uno de los principales obstáculos que se descubren en el paciente con depresión es la propensión a descartar ideas o experiencias con rapidez. Más que crear su experiencia, el individuo se deja modelar por los acontecimientos.

Las nuevas experiencias nos dan oportunidad de desarrollar recursos internos: habilidad para enfrentar riesgos, aprender nuevas destrezas, resolver problemas, anticipar consecuencias de nuestras acciones.

Necesitamos de estos recursos para responder a lo que nos exige la vida.