Repasamos ciertos puntos claves sobre cómo identificar una persona tóxica en nuestro entorno.

Alguna vez nos hemos cruzado con alguien que nos produce cierto grado de estrés o de angustia con sus acciones, que sentimos que se lleva toda nuestra energía.

Es necesario saber cómo identificar una persona tóxica. Para poder lidiar con esta situación, o para mantener distancia.

¿Qué es una persona tóxica y cómo nos afecta?

Dentro del comportamiento humano, el término “tóxico” se emplea para describir a personas que tienden a causar angustia, estrés y malestar a quienes los rodean, a través de palabras y acciones negativas. Podría decirse que hay sobre ellos una nube negra que no se ve, pero se percibe.

Si bien la toxicidad no es exactamente un trastorno mental, puede ser una forma de exteriorizar ciertas condiciones subyacentes como baja autoestima, trastorno de personalidad, traumas infantiles, entre otros.

Podemos toparnos con personas tóxicas en diferentes ámbitos de nuestra vida. Pueden ser amistades, familiares, vínculos laborales, nuestra pareja o incluso desconocidos. A menudo, se presentan como seres carismáticos y con buenas intenciones, pero debajo de esa fachada pueden ser egocéntricos, manipuladores, críticos, posesivos y negativos.

Los rasgos psicopáticos de las personas tóxicas pueden ser sutiles o directos, y en ambos casos pueden llegar a tener un impacto significativo en nuestras vidas.

Señales para detectar a una persona tóxica

Más allá de cómo nos hacen sentir, esta clase de personas guardan características que les delatan. En algunos casos se van a ver más acentuadas unas que otras. Y tampoco es condición que las posean todas.

Juzgan y critican constantemente

Sienten que están enfrentadas con el mundo. Esto las lleva a ser demasiado críticas con los demás y a juzgar a quienes les rodean según sus propios estándares. Suelen señalar faltas o errores con mucha facilidad, y buscan confrontar y llevar la voz contraria de manera permanente.

Juegan el papel de víctimas

Nunca tienen responsabilidad de nada y culpan a los demás por todo lo malo que les sucede. Situarse en calidad de víctimas les permite manipular con gran habilidad, para obtener así lo que quieren.

Carecen de empatía

La gente tóxica por lo general es insensible a los sentimientos y emociones que experimenta el resto. Como consecuencia, minimizan o descartan los problemas de otras personas, y solo se preocupan por lo de ellos.

Son pesimistas

Siempre van a preferir ver el vaso medio vacío, hacer énfasis en lo que puede salir mal, o en las desventajas de lo que sea. Su visión negativa del mundo les hace encontrarle lo malo a todo. Carecen de motivación y convierten lo simple en complicado.

Buscan controlar a los demás

Un rasgo muy característico de las personas tóxicas es el egocentrismo. Sienten que todo gira alrededor de ellos y buscan controlar a los demás para que hagan lo que quieren. Con ese fin hacen uso del chantaje emocional o la intimidación.

Quieren ganar en todo

Si bien la competitividad puede ser una virtud interesante, este tipo de gente compite de manera exagerada y eso la lleva a querer ganar en todo siempre.

Son celosos y posesivos

Una persona tóxica suele ser celosa y posesiva con quienes les rodean, pero esto es mucho más notorio en el seno de una relación sentimental. Tratará de limitar las actividades o las amistades de su pareja, y se enojarán si esta pasa mucho tiempo con otras personas.

Son infelices

El resentimiento, la envidia, la frustración o la crítica excesiva les obtura el camino. Esto produce un aura de infelicidad sobre ellos que no es difícil de notar.

¿Qué debemos hacer cuando nos enfrentamos con una persona así?

Alguna medida tenemos que tomar. Alguien así supone una amenaza concreta para nuestra salud mental.

Establecer límites

Es necesario trazar la línea. Puede que ello genere sentimientos de culpa, pero es una señal de respeto hacia uno mismo.

Comunicación

En ocasiones, una persona puede exhibir comportamientos tóxicos sin ser consciente de ello. Una conversación podría llegar a mejorar el panorama.

Alejarse

A veces lo adecuado va a ser mantener distancia. Y de ser necesario cortar por completo la relación.

Evitar discutir

Cuando el diálogo se convierte en discusiones o debates improductivos, lo mejor es no entrar en conflicto. Discutir con una persona así es una pésima idea, buscarán la manera de menospreciarte y de tener la última palabra.

Cuidar nuestro bienestar

El autocuidado es vital para mitigar los efectos que alguien puede haber causado en nosotros: hacer ejercicio, cultivar intereses, mejorar los hábitos.

Buscar ayuda

Comenzar una psicoterapia es otra de las opciones, ya que toda nuestra vida se puede ver trastocada por una experiencia así.

¿Cuándo se denomina a una persona tóxica?

Son muchas las ocasiones en las cuales se suele denominar tóxica a quien presenta un trastorno de la personalidad, tal como el narcisista, el borderline, o el antisocial.

Aquí ya estamos hablando de cuestiones más profundas y complejas, que ameritan la redacción de otros artículos.

De todos modos vamos a hacer una breve reseña de uno de estos trastornos, en este caso el borderline.

La persona borderline presenta hiperactividad emocional, y esta es la razón del exceso de sensibilidad que adolecen.

Observaremos también la polarización, los borders o aman u odian. Esta inestabilidad de afecto acostumbra a ser más intensa con quienes tienen una relación íntima.

Por otra parte, el humor y equilibrio emocional están en constante oscilación.

Son frecuentes la ira inapropiada e intensa

Esa reacción es desencadenada por frustraciones o decepciones. La ira puede presentarse en forma de gritos, ofensas y hasta mismo en tentativas de suicidio.

Necesitan estar viviendo al límite máximo de sus emociones, ya que de lo contrario experimentan la sensación de que la vida no reviste de gracia.

Tienen pensamientos anticipados de abandono

Siempre están rumiando sobre la posibilidad de una posible separación.

Les cuesta sobremanera aprender de las experiencias pasadas

De repente vuelven con alguien con quien la relación ya fue desastrosa, o establecen nuevos vínculos afectivos con personas de perfiles similares.

No soportan la soledad, exigen cariño, amor y apoyo incesante

Suelen tener relaciones interpersonales intensas y caóticas.

Presentan comportamientos recurrentes de automutilación o tentativa de suicidio

En situaciones de estrés, angustia y sufrimiento es muy frecuente provocar autolesiones.

Tienen muy baja tolerancia a la frustración

Como viven en turbulencia emocional, piensan de manera pasional no racional. Carecen de habilidades racionales para elaborar las pérdidas.

Existe una necesidad de control externo

En función del estado de caos emocional en el que viven en su interior, estas personalidades intentan equilibrarse ejerciendo control con las personas que son importantes en su ambiente como los de su alrededor.

Para someterlas se valen de mucha rigidez e inflexibilidad en el trato con las personas de su convivencia más íntima, con tendencias a culparlas cuando las cosas no acontecen del modo que ellos gustarían.

Bibliografía

(*) Fragmentos basados en Barbosa, Ana Beatriz (2010). Corações Descontrolados, 1era edición. Río de Janeiro. Fontanar.