Vamos a hablar de un autor llamado Mihaly Csikszentmihalyi. Se trata de un psicólogo nacido en Italia en 1934, famoso por su teoría del Flujo y de las experiencias de flujo.
¿Qué son las experiencias de flujo que postula este autor?
Estas experiencias generan un cambio en la percepción del tiempo. Pasan tres horas y parece que hayan sido veinte minutos.
Este estado es el responsable de que las actividades que realizamos nos generen placer. Incluso hasta las tareas más rutinarias, asegura Csikszentmihalyi.
Las experiencias de flujo y el flujo es un estado de concentración, de focalización.
Observemos una pareja de bailarines competentes del estilo que más te guste. Verlos provoca envidia, ¿verdad? ¿Cómo se puede alcanzar ese grado de regocijo? Hasta nos parece injusto.
Ahora contemplemos músicos; ajedrecista; practicantes de tai chi; artistas circenses; dibujantes; matemáticos que resuelven un ejercicio.
Con desmedida frecuencia priorizamos aquello que nos brinda una satisfacción inmediata y efímera. La experiencia óptima requiere estar centrados en una meta, involucrados.
Los ejemplos antes mencionados tienen que ver con esto.
Pagaron el precio de poder entrar en ese flujo. Enfrentaron la curva de aprendizaje y no abandonaron. Cientos o miles de horas de práctica. Fueron por un premio inasible.
No te distraigas
Demasiado a menudo alguien nos sugiere distraernos.
Una persona es abandonada por su pareja y un bienintencionado camarada le aconsejará distraerse como antídoto eficaz.
Tal vez lo indicado para este maltrecho amante sea la dirección contraria. Una inmersión total; un foco de atención; concentración colosal.
No en un loop de pensamiento sobre su anterior objeto de amor. Sobre algo trascendente.
Distraerse guarda relación con posar nuestra atención fugaz sobre diferentes estímulos que nos provocan gratificaciones instantáneas.
Aún no se registran narraciones de mortales que aseguren haber superado la pérdida del amor tras la ingesta de un chivito canadiense. Tampoco tras una prolongada navegación en las redes sociales. Más bien suele ocurrir lo contrario.
Podemos encontrar como conceptos aledaños a lo que estamos intentando explicar al proceso de individuación de Jung, y hasta la sublimación de Freud.
Si hay algún sinólogo entre los lectores podrá estar pensando que los taoístas ya enunciaron hace miles de años lo mismo que plantea Csikszentmihalyi .
«Todo ya se ha dicho una vez; pero como nadie escucha, hay que decirlo de nuevo». André Gide
La ilusión de la multitarea
El momento histórico que nos tocó vivir es fascinante. La tecnología permite el acceso a una biblioteca mundial a un segundo de distancia, entre tantas otras cosas.
No obstante tenemos algunos problema serios. Uno de ellos tiene que ver con el uso que hacemos de nuestro smartphone.
Los estudios científicos alertan sobre dificultades en el sueño y depresión por el empleo abusivo del mismo.
Uno de los males de nuestro tiempo tiene que ver con la multitarea, la cual disminuiría nuestra productividad en un 60%. Leemos un texto y nos detenemos a revisar una notificación. Escribimos mientras escuchamos un audio de youtube.
Una persona tiene el control sobre su conciencia cuando es capaz de resistir a las distracciones; de concentrarse tanto como sea necesario para logra una meta.
Podemos manejar sólo una cantidad limitada de información. Es importante dedicarla a aquellos asuntos realmente importante para nuestro proyecto de vida.
¿Cómo fluir?
La actividad tiene que ser desafiante. Difícil pero no tanto. Las actividades fáciles nos llevan al aburrimiento. Es importante encontrarse en un ambiente sin distracciones. Tener el control de lo que estamos haciendo.
Trabajar en un entorno sin personas que nos interrumpan. Si no puede ser nuestro espacio habitual podemos ir a una biblioteca o un café.
Csikszentmihalyi nos habla de entrenar la atención incluso en nuestras rutinas diarias. Mientras caminamos prestar atención a los detalles de los lugares por los que vamos pasando, los colores, los sonidos.
Un buen ejercicio puede ser tomar el registro de nuestro cuerpo. ¿Está relajado? Qué zonas están tensas? Cómo está mi postura? Sentir cómo se apoya la planta de los pies mientras caminamos.
O escuchando música: ¿qué melodías tiene la canción?; ¿cómo es el patrón de rítmico de la percusión? ¿podés distinguir el bajo, las notas graves?
El autor señala que la ansiedad y el nerviosismo pueden ser signo de que en tus objetivos fueron muy lejos. Tus metas tal vez deban ser repensadas y fijar otras más realistas.
Si no tenés un trabajo o vocación desafiante y motivador, y tus tareas son repetitivas podés pensar en mejorar la técnica para hacerlo mejor o reducir los tiempos.
Transformar esto en un reto, convertir las tareas en un desafío. Que el trabajo se transforme en una experiencia de flujo.